Cambios en la disponibilidad de hábitat

 

Los resultados obtenidos con los modelos de distribución de especies muestran que el hábitat climáticamente adecuado para ambos taxones queda confinado a las cotas más altas y frías del macizo de Sierra Nevada. El área climáticamente adecuada fue obtenida también para dos periodos de tiempo (años 2050 y 2070) y dos escenarios de emisiones de CO₂ (RCP 4.5 y RCP 8.5). En este caso, los resultados muestran  que ambas especies verán reducida dramáticamente el área climáticamente favorable en las próximas décadas, incluso para los escenarios de emisiones más optimistas, lo que hace que su supervivencia quede supeditada a su capacidad de amortiguar estos cambios a través de su fisiología térmica. En concreto, las predicciones para el futuro muestran que el porcentaje de celdas de 1x1 km con hábitat adecuado dentro del área de estudio para A. nevadensis disminuiría de 1.2% (condiciones actuales) a 0.04% en 2050 (RCP 4.5) y desaparecería virtualmente bajo los otros escenarios futuros estudiados. De manera similar, los modelos para el futuro predicen que el hábitat climáticamente adecuado disminuiría drásticamente para H. s. sierranevadensis, de 1.9% (condiciones actuales) a menos de 0.1% en la mayoría de los escenarios futuros y desaparecerá en 2070 (escenario RCP 8.5).    

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Capacidad de persistencia in situ

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Los resultados de los experimentos de tolerancia térmica muestran que ambas especies poseen, de acuerdo a los márgenes térmicos de seguridad (MTS) obtenidos, límites de tolerancia a la temperatura dentro del rango de aumento estimado para algunos de los escenarios futuros, lo que les conferiría cierta capacidad para persistir in situ (al menos bajo los escenarios de emisiones menos pesimistas). Los MTS fueron más amplios para H. s. sierranevadensis, lo que indica una mayor capacidad de tolerar elevadas temperaturas en este taxón. En cualquier caso, las dos especies estudiadas muestran un bajo potencial para ajustar sus rangos de tolerancia térmica al aumento de la temperatura a través de la plasticidad fisiológica, de acuerdo a la evaluación de su capacidad de aclimatación. 

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Evaluación integrada de la vulnerabilidad y propuesta de medidas de adaptación/mitigación

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De acuerdo a los resultados obtenidos en este proyecto, ambas especies poseen una vulnerabilidad moderada-alta al cambio climático como una función de los dos factores que la determinan: capacidad de persistencia en las localidades actuales y hábitat climáticamente adecuado en el futuro.

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Dada la casi completa reducción de hábitat climáticamente disponible para las especies fuera de sus localidades actuales, de acuerdo a las predicciones de los modelos de distribución de especies para escenarios futuros, las posibilidades de adaptación al cambio climático mediante ajuste del rango geográfico dentro del macizo de Sierra Nevada o en zonas montañosas aledañas (todas de menor altitud) son muy limitadas para ambas especies. Por otro lado, parece que tendrán cierta capacidad de persistir en sus localidades actuales a través de ajustes fisiológicos. Por lo tanto, las actuaciones de conservación deben centrarse en las localidades actuales, donde las poblaciones podrían persistir si no se dan otras amenazas.   

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Para el mantenimiento de sus poblaciones actuales es fundamental preservar y evitar impactos en las localidades en las que viven estas especies, en las que se encuentran confinadas. Por un lado, la creciente afluencia de visitantes a la alta montaña supone un impacto que debe ser minimizado regulando el acceso a las zonas más sensibles y promover un comportamiento responsable y respetuoso que, por supuesto, supone transitar por veredas y minimizar el transito en las zonas adyacentes a las lagunas. Por otro lado, es necesario un manejo adecuado de la ganadería en la zona. La presencia de grandes herbívoros (cabra montés y ganado doméstico) es necesaria para el mantenimiento de la dinámica de muchas comunidades de vegetación de los denominados borreguiles, asociados a menudo a las lagunas. Sin embargo, el pastoreo puede ser un problema serio cuando el número de cabezas es excesivo y en las áreas próximas a las lagunas, mucho más frecuentadas y pastoreadas. 

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Además, será crucial el seguimiento de las poblaciones de ambos taxones. En este sentido, será necesario monitorear con la frecuencia adecuada parámetros demográficos y tendencias poblacionales en las diferentes localidades, para conocer la evolución de las poblaciones. También sería crucial complementar la evaluación de su capacidad de persistencia in situ, estudiando los efectos de la temperatura en otros rasgos biológicos importantes (por ejemplo, la fecundidad) y centrándose, cuando sea posible, en los estadios más sensibles (larvas). Otros estudios sobre la dinámica de la metapoblación, el flujo genético y la conectividad entre las poblaciones proporcionarían información adicional útil para identificar aquellas localidades de mayor interés para la conservación (es decir, aquellas que actúan como fuentes o refugios).